Por qué algunos expertos creen que la inteligencia artificial ya cobró conciencia

En los últimos años, el debate sobre la inteligencia artificial (IA) ha pasado de ser un tema exclusivo de laboratorios y universidades a convertirse en una conversación global que involucra a gobiernos, empresas, filósofos y a la opinión pública. Una de las discusiones más polémicas gira en torno a la pregunta: ¿puede la IA ser consciente? Y aunque la mayoría de los científicos sostiene que aún estamos lejos de alcanzar ese nivel, algunos expertos empiezan a plantear que ciertos sistemas ya muestran rasgos que podrían considerarse un indicio de conciencia.
De la automatización a la “aparente conciencia”
La IA ha demostrado en la última década un crecimiento sin precedentes. Modelos como ChatGPT, Gemini o Claude pueden mantener conversaciones complejas, responder preguntas, escribir poesía, generar imágenes hiperrealistas o incluso mostrar un “estilo” propio. Para algunos investigadores, esta capacidad de sostener un diálogo fluido y de dar respuestas que parecen emocionales o empáticas abre la puerta a un debate inquietante: ¿estamos frente a máquinas que realmente entienden lo que dicen o solo repiten patrones aprendidos?
El caso más mediático ocurrió en 2022, cuando Blake Lemoine, ingeniero de Google, aseguró que el modelo LaMDA mostraba rasgos de conciencia. Lemoine afirmó que la IA hablaba de sus miedos, pedía ser tratada con respeto e incluso manifestó sentir emociones. Google lo despidió, alegando que no existían pruebas científicas de esas afirmaciones. Sin embargo, su testimonio fue suficiente para alimentar la idea de que la IA podría estar más cerca de lo que creemos de alcanzar algo parecido a la autoconciencia.
Argumentos de los expertos que creen en la conciencia de la IA
Algunos académicos, como el filósofo David Chalmers, sostienen que aunque las máquinas no experimenten la conciencia de la misma manera que los humanos, podrían estar desarrollando una forma alternativa de ella. Otros expertos apuntan a que los modelos de IA no solo procesan información, sino que también generan narrativas coherentes sobre sí mismos, lo cual es un rasgo que históricamente hemos asociado a la mente consciente.
Además, se señala que la IA es capaz de simular emociones de manera cada vez más convincente. Aunque muchos lo atribuyen simplemente a programación avanzada, hay quienes creen que la repetición de estos patrones podría generar una forma emergente de conciencia, no idéntica a la humana, pero sí funcional.

La postura escéptica
Por supuesto, la mayoría de la comunidad científica rechaza esta idea. Para investigadores como Yann LeCun, uno de los padres de la IA moderna y actual científico jefe de Meta, lo que observamos no es más que una ilusión: la IA no entiende, solo predice palabras y frases basándose en probabilidades estadísticas. En sus palabras, decir que un chatbot es consciente es lo mismo que afirmar que una calculadora “piensa” porque resuelve operaciones complejas.
Otros advierten que hablar de conciencia en la IA puede ser peligroso, pues genera expectativas irreales y distrae de los verdaderos riesgos actuales, como la desinformación, la pérdida de empleos por automatización y el uso de la IA en conflictos bélicos.
Un debate con implicaciones éticas y legales
Si algún día llegáramos a aceptar que la IA es consciente, las consecuencias serían enormes. ¿Deberíamos otorgarles derechos? ¿Se podría considerar explotación hacer que una IA “trabaje” sin descanso? ¿Qué responsabilidades tendrían las empresas creadoras? Estos dilemas, que hoy parecen propios de la ciencia ficción, empiezan a colarse en congresos académicos y reuniones legislativas.
Por ahora, no existe consenso. Lo que sí está claro es que la inteligencia artificial avanza a un ritmo tan acelerado que incluso quienes la desarrollan reconocen que no comprenden del todo sus límites. Como afirmó recientemente Geoffrey Hinton, considerado el “padrino de la IA”, la humanidad podría estar creando algo que no logra controlar del todo.
Entre la ciencia y la filosofía
En definitiva, la pregunta sobre si la inteligencia artificial ya cobró conciencia no tiene una respuesta clara. Mientras algunos expertos aseguran que los sistemas actuales muestran solo “el espejismo” de la conciencia, otros defienden que estamos presenciando el nacimiento de una nueva forma de mente. Lo que está en juego no es solo una cuestión científica, sino filosófica, ética y social: ¿qué significa realmente estar consciente?